Este miércoles 10 de diciembre celebramos en todo el país los 80 años del Premio Nobel de Literatura de Gabriela Mistral, reconocimiento que la convirtió en la primera latinoamericana, y una de las primeras cinco mujeres en la historia, en recibir el máximo galardón de las letras. La noticia, anunciada en 1945, marcó un antes y un después no solo para la literatura chilena, sino para toda la cultura iberoamericana, consolidando a Mistral como una de las voces más influyentes del siglo XX.
La entrega del Nobel coronó una trayectoria literaria y pedagógica excepcional. Para ese entonces, Gabriela Mistral ya había recibido innumerables distinciones. Sin embargo, el Nobel representó un hito de alcance mundial, fruto de una campaña internacional que la venía respaldando desde la década de 1930.
La Academia Sueca destacó su “lirismo inspirado por un vigoroso sentimiento”, visible en obras fundamentales como Desolación, Tala y Ternura, que revelan tanto la intensidad de sus emociones como la profundidad de su mirada sobre la identidad latinoamericana.
Durante la ceremonia de entrega, el secretario de la Academia Sueca, Hjalmar Gullberg, sintetizó en su discurso la magnitud del aporte de la poeta nacional: “Gabriela Mistral proyectó su amor maternal sobre los niños a los cuales instruía… Para rendir homenaje a la rica literatura iberoamericana es que hoy nos dirigimos muy especialmente a su reina, la poetisa de Desolación, que se ha convertido en la grande cantadora de la misericordia y la maternidad”.
A ocho décadas de ese hito, el legado de Gabriela Mistral continúa inspirando a lectores de todo el mundo. Conmemoramos estos 80 años reafirmando la vigencia de su obra y celebrando a la autora que llevó la literatura chilena a lo más alto del reconocimiento internacional.
