
El pasado lunes 25 de marzo conmemoramos un nuevo natalicio del escritor y poeta nacional, Óscar Castro Zúñiga, una de las figuras más destacadas de la literatura chilena durante la primera mitad del Siglo XX.
Nacido en Rancagua, su vida estuvo marcada por un espíritu autodidacta y una profunda pasión por las letras. Vivió constantes dificultades económicas y personales, pero logró forjarse como poeta y narrador, consolidando un legado que sigue vigente hasta el día de hoy.
Desde temprana edad, Óscar Castro mostró su inclinación por la escritura, publicando sus primeros poemas bajo el seudónimo de «Raúl Gris». Posteriormente, en 1934, fundó el grupo literario «Los Inútiles», junto a otros escritores y periodistas cercanos, cultivando permanentemente su amor por las letras.
Su talento poético obtuvo reconocimiento con obras como Camino en el alba (1937) y Las alas del fénix (1943), mientras que, en su faceta narrativa, destacó con cuentos y novelas como Huellas en la tierra (1940) y con la obra póstuma Llampo de sangre (1950).
Su estilo se caracterizó por la combinación de lirismo y realismo. Cuando escribía poesía su lenguaje era melancólico, claro y evocador. En cambio, en el estilo narrativo, adoptó una mirada más cruda y cercana al criollismo, retratando las desigualdades y la vida en el campo chileno con un enfoque social y humano.
Además de su labor como escritor, Óscar Castro fue un activo promotor de la cultura y la educación. En 1941 fue nombrado bibliotecario del Liceo de Hombres de Rancagua, donde también ejerció como profesor de Lengua Castellana. Y su compromiso con la enseñanza lo llevó a fundar el Liceo Nocturno de la ciudad, brindando oportunidades a quienes no podían acceder a educación formal.
A pesar de sus logros a nivel literario y educativo, su vida estuvo marcada por la enfermedad y las pérdidas personales, incluyendo la muerte de su hija y el diagnóstico de tuberculosis en 1945. Sin embargo, resistiendo su delicado estado de salud, continuó escribiendo hasta sus últimos días. Falleció en Santiago en 1947, dejando un legado literario que influenció a diversas generaciones de escritores chilenos y de otros artistas.