
Seguimos con nuestro especial dedicado a los autores y autoras ganadores del Premio Nacional de Literatura a lo largo de nuestra historia. El día de hoy les presentamos a los escritores reconocidos durante la década del 60, junto a algunas de sus obras más destacadas.
Durante estos años fueron galardonadas figuras fundamentales de nuestra tradición literaria, entre ellas la destacada Marta Brunet, segunda mujer en recibir este premio, y Nicanor Parra, quien revolucionó la poesía con su propuesta antipoética.
El inicio de la década estuvo marcado por el reconocimiento a Julio Barrenechea en 1960, poeta y novelista, autor de obras como “El mitín de las mariposas” (1930) y “Diario morir” (1954). Al año siguiente, en 1961, fue premiada Marta Brunet, novelista y cuentista que retrató con agudeza el mundo rural chileno y la infancia, a través de títulos como “Montaña adentro” (1923) y “Cuentos para Mari-Sol” (1938).
En 1962, el galardón fue para Juan Guzmán Cruchaga, poeta y dramaturgo, autor de “Agua del cielo” (1924) y “Canción y otros poemas” (1942). Le siguió, en 1963, Benjamín Subercaseaux, novelista y ensayista que exploró la geografía y cultura chilena en textos como “Chile o una loca geografía” (1940) y “Tierra de océano” (1946).
Francisco Coloane, premiado en 1964, es recordado por su narrativa de aventuras ambientada en los confines del sur del mundo, con obras como “El último grumete de la Baquedano” (1941) y “Los conquistadores de la Antártida” (1945). Un año más tarde, en 1965, fue el turno de Pablo de Rokha, poeta autor de textos emblemáticos como “Epopeya de las bebidas y comidas de Chile” (1945) y “Fuego negro” (1953).
En 1966 se reconoció a Juvencio Valle, poeta conectado con el paisaje chileno, con obras como “Nimbo de piedra” (1941) y “Del monte en la ladera2 (1960). Mientras que el novelista Salvador Reyes Figueroa fue galardonado en 1967, destacando con títulos como “Barco ebrio” (1923) y “El continente de los hombres solos” (1956).
Finalmente, Hernán del Solar recibió el premio en 1968. Autor polifacético, dejó un legado literario amplio y diverso. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Viento verde” (1940) y “La noche de enfrente” (1952). Cerrando la década, en 1969, fue reconocido Nicanor Parra, con títulos como “Cancionero sin nombre” (1937) y “Poemas y antipoemas” (1954). Parra rompió con los moldes tradicionales de la lírica y propuso una voz irónica, directa y revolucionaria que marcó un antes y un después en la literatura nacional.