¿Por qué celebramos en abril el mes del libro?

Abril es un mes especial para los amantes de la literatura, ya que durante estos días celebramos el legado grandes autores y autoras que han dejado huella en el mundo de los libros.

Sin embargo, ¿cuál es el origen de esta festividad?

Durante mucho tiempo el mundo editorial buscó una fecha para rendir homenaje a los libros, pero no fue hasta 1926 cuando se propuso por primera vez el 23 de abril como un día representativo. La iniciativa nació de la Unión Internacional de Editores y, décadas más tarde, sería la UNESCO quien la oficializó en 1995 como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

La elección de este día no es casual, ya que el 23 de abril coincide con la fecha en que fallecieron tres leyendas de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, convirtiéndose en una jornada simbólica para la cultura y la palabra escrita.

No obstante, hay otras fechas claves que convierten a abril en el mes de la literatura:

El 2 de abril conmemoramos el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, recordando el natalicio del danés Hans Christian Andersen, creador de cuentos que siguen emocionando generación tras generación, como El patito feo y La sirenita.

El 6 de abril marca la fecha en que fue publicado por primera vez El Principito, del escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, una obra que, más allá de su aparente sencillez, ha tocado corazones en todos los idiomas y edades.

Y en nuestro país, el 7 de abril tiene un valor doblemente especial. Celebramos el nacimiento de Gabriela Mistral, nuestra primera Premio Nobel de Literatura, y al mismo tiempo el Día de la Educación Rural, en honor a su incansable labor como maestra en los rincones más diversos de Chile.

Así, abril se convierte en una invitación abierta a reencontrarnos con los libros, con sus autores y con nuestras propias historias. Te invitamos a sumarte a esta celebración, promoviendo la lectura y participando en diversas actividades culturales.

¡Feliz Mes del Libro!

Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil: Una fecha que promueve a la lectura como valor fundamental durante la infancia

Cada año, durante el mes de abril, el planeta lector celebra a la literatura y sus autores en el mes de libro. Una festividad que busca destacar el valor de la lectura como herramienta clave para el desarrollo cultural, intelectual y emocional de las personas.

Durante todos estos días se realizan diversas actividades en colegios, bibliotecas y centros culturales, con especial atención a la promoción de la lectura desde las primeras etapas de la vida.

En este contexto, cada 2 de abril celebramos el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, una fecha que rinde homenaje al nacimiento del célebre escritor danés Hans Christian Andersen, creador de inolvidables cuentos como El patito feo y La sirenita.  De esta manera, se busca despertar el interés y el amor por los libros entre niños y jóvenes, y fomentar el hábito lector como una forma de vida.

Junto con el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor -establecido por la UNESCO en 1995, y que se celebra cada 23 de abril en conmemoración del fallecimiento de tres grandes figuras de la literatura: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, todos en esa misma fecha en 1616- esta fecha constituye un hito trascendental para la cultura, ya que pone el foco en los lectores del futuro y en la importancia de cultivar la imaginación y la lectura desde la infancia.

Cada año, el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil es impulsado por una sección nacional del IBBY (International Board on Books for Young People), que elige a un escritor y un ilustrador para crear el mensaje oficial y el afiche de la campaña, difundido en bibliotecas y escuelas de todo el mundo.

En 2025, el país encargado de esta tarea fue Países Bajos, con la participación de dos destacados creadores de libros infantiles: Rian Visser, autora del mensaje, y Janneke Ipenburg, encargada de la ilustración. Y el tema de este año es “La libertad de la imaginación”, inspirado en el poema El lenguaje de la imagen, del libro ilustrado Alle wens van de wereld (Todos los deseos del mundo, editorial Leopold, 2021). Esta obra fue galardonada con el Griffel de Plata en Países Bajos y con la Medalla de Oro de Poesía en Bélgica.

El lema elegido para este año nace de la última línea del poema y transmite un mensaje poderoso a los lectores jóvenes del mundo:

“Haz imágenes para mi poema, pero siéntete libre:
estas palabras son tuyas, aunque vengan de mí”.

En esta nueva celebración por el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, queda hecha la invitación para crear libremente y descubrir, en los libros, un universo sin fronteras.

Cuentos, novelas e historietas que han marcado la literatura infantil y juvenil en Chile

La literatura infantil y juvenil en nuestro país ha acompañado a niños y niñas por generaciones, abriendo puertas a la imaginación, a la aventura y al conocimiento, siendo un reflejo de nuestra historia, cultura e identidad.

Los primeros textos dirigidos a la infancia se remontan al siglo XIX, cuando la imprenta fue instaurada en el país. Por ese entonces, predominaban los libros de carácter pedagógico y religioso, elaborados por sacerdotes españoles con el objetivo de educar a los niños. Sin embargo, con el avance del siglo XX, comenzaron a surgir autores y publicaciones que apostaban por métodos más lúdicos y didácticos.

Una de las publicaciones más emblemáticas fue “El Peneca”, revista creada en 1908 que se transformó en un fenómeno cultural. Con cuentos, ilustraciones y secciones entretenidas, acompañó a generaciones de lectores durante más de 50 años. En esa misma línea, emergieron autores como Agustín Edwards, con su curiosa obra “Aventuras de Juan Esparraguito o el niño casi legumbre”, y pioneras como Blanca Santa Cruz Ossa, Henriette Morvan (con “La Damita Duende”) y Ester Cosani, quienes sentaron las bases del género en nuestro país.

Con el paso de los años, la narrativa infantil chilena fue incorporando elementos del folclor y la tradición oral gracias a autores como Ernesto Montenegro, con “Cuentos de mi tío Ventura” (1938), y Marta Brunet, con “Cuentos para Marisol” (1938). A ellas se sumaron figuras como Maité Allamand, autora de “Alamito el largo” (1950), y Carmen de Alonso, quien rescató relatos populares en sus cuentos. Mientras que en el género poético Gabriela Mistral también dejó una profunda huella en los lectores más jóvenes con sus libros “Tala” y “Ternura”.

Además, uno de los hitos más importantes para la promoción de la literatura infantil en Chile fue la fundación de la sección chilena de IBBY en 1964. Esta organización permitió reunir a escritores, ilustradores y mediadores del libro, generando un impulso significativo en la creación de obras para la infancia.

Entre los nombres imprescindibles se encuentra Marcela Paz, creadora de “Papelucho”, sin duda el personaje más emblemático de la narrativa infantil chilena. A ella se suman autores como Alicia Morel, María Silva Ossa, Cecilia Beuchat, Víctor Carvajal, Felipe Alliende, y Ana María Güiraldes, quienes expandieron el horizonte temático de la literatura infantil chilena.

Paralelamente, el mundo de las historietas también floreció. Condorito, creado por René Ríos Boettiger (Pepo), se convirtió en un ícono del humor gráfico, trascendiendo fronteras con sus historias breves, ingeniosas y llenas de identidad local. Otro gran exponente fue Mampato, del historietista Themo Lobos y el guionista Eduardo Armstrong, una obra que combinó ciencia ficción, viajes por el tiempo y amistad.

Hoy, la literatura infantil chilena continúa su expansión gracias a la labor de editoriales especializadas, ilustradores de gran calidad y estudios creativos que dan valor a este género.

El legado de Teresa Calderón como un puente hacia la nueva generación de lectores y escritores

Nacida en La Serena el 30 de marzo de 1955, Teresa Calderón es una de las escritoras más destacadas de la literatura chilena contemporánea. Poeta, cuentista, novelista y profesora, estudió Pedagogía en Castellano y Licenciatura en Estética en la Universidad Católica de Chile. Sin embargo, su vínculo con la literatura comenzó desde la infancia, influenciada por su padre, el reconocido escritor Alfonso Calderón, quien le transmitió su amor por los libros.

Con un estilo caracterizado por la ironía, el humor negro y los juegos semánticos y sintácticos, la autora ha explorado temáticas vinculadas a la memoria, la identidad y la experiencia femenina, con una obra que fusiona ficción y autobiografía con gran maestría, abordando con agudeza las complejidades del mundo en el que vivimos.

Además, a lo largo de su trayectoria se ha dedicado a la docencia escolar, universitaria y a dictar talleres literarios, junto con publicar libros para niños y diversas antologías poéticas junto a su hermana, Lila Calderón, y su esposo, Tomás Harris.

Su obra poética incluye títulos como Causas Perdidas (1984), Género Femenino (1989), Imágenes Rotas (1995), Aplausos para la Memoria (1998) y Elefante (2013). Mientras que en el género narrativo, ha publicado las novelas Amiga mía (2003) y Mi amor por ti (2005), además de libros de cuentos como Vida de perras (2000).

A lo largo de su carrera, Teresa Calderón ha sido distinguida con importantes galardones, entre ellos el primer Premio del Concurso de Poesía El Mercurio (1988), el Premio Pablo Neruda de Poesía (1992), el Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2004) y el Premio Altazor (2009). Finalmente, en 2016, su trayectoria la llevó a ser postulada al Premio Nacional de Literatura, reconocimiento que reafirma su impacto en las letras nacionales.

Finalmente, más allá de su labor como escritora, Teresa Calderón ha ejercido como docente en diversos espacios educativos, promoviendo la lectura y la creación literaria en niños y jóvenes, siendo su compromiso con la enseñanza y la difusión de la literatura uno de sus grandes legados en la formación de nuevas generaciones de escritores y lectores.

Mario Vargas Llosa: 89 años de una vida dedicada a la literatura, al periodismo y a la sociedad

Hoy, 28 de marzo, celebramos los 89 años de Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más influyentes de la literatura en lengua castellana y figura clave del “Boom Latinoamericano”.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, un 28 de marzo de 1936. Su infancia y juventud estuvieron marcadas por constantes cambios de residencia y una relación conflictiva con su padre, experiencias que plasmaría en muchas de sus obras.

Sin embargo, su pasión por la literatura se gestó desde temprana edad. Estudió Derecho y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, antes de trasladarse a Europa para consolidar su carrera como escritor.

Vargas Llosa alcanzó la fama con su primera novela, La ciudad y los perros (1963), una obra que revolucionó la narrativa latinoamericana y lo posicionó como una de las principales voces del “Boom Latinoamericano”.

Mientras que dentro de sus obras más destacadas también se incluyen La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La guerra del fin del mundo (1981) y La fiesta del chivo (2000); una producción literaria abarca novelas, ensayos, teatro y periodismo, reflejando su compromiso con la exploración de la realidad social y política.

A lo largo de su carrera, ha recibido innumerables distinciones, entre ellas el Premio Miguel de Cervantes (1994) y el Premio Nobel de Literatura (2010). Además, es miembro de la Real Academia Española.

Fuera del ámbito literario, Vargas Llosa ha tenido una activa participación en la política y el periodismo. En 1990 se postuló a la presidencia de Perú y, durante décadas, ha sido columnista en diversos medios y ha participado en debates sobre la actualidad política y cultural. En 2023 anunció su retiro del periodismo, cerrando una etapa fundamental de su trayectoria intelectual.

A sus 89 años, Mario Vargas Llosa sigue siendo un referente ineludible de la literatura y el pensamiento contemporáneo. Mientras que su legado literario y su influencia en la cultura permanecen intactos, consolidándolo como uno de los más grandes narradores de nuestro tiempo.

Óscar Castro, el escritor y poeta autodidacta que retrató el corazón de Chile

El pasado lunes 25 de marzo conmemoramos un nuevo natalicio del escritor y poeta nacional, Óscar Castro Zúñiga, una de las figuras más destacadas de la literatura chilena durante la primera mitad del Siglo XX.

Nacido en Rancagua, su vida estuvo marcada por un espíritu autodidacta y una profunda pasión por las letras. Vivió constantes dificultades económicas y personales, pero logró forjarse como poeta y narrador, consolidando un legado que sigue vigente hasta el día de hoy.

Desde temprana edad, Óscar Castro mostró su inclinación por la escritura, publicando sus primeros poemas bajo el seudónimo de «Raúl Gris». Posteriormente, en 1934, fundó el grupo literario «Los Inútiles», junto a otros escritores y periodistas cercanos, cultivando permanentemente su amor por las letras.

Su talento poético obtuvo reconocimiento con obras como Camino en el alba (1937) y Las alas del fénix (1943), mientras que, en su faceta narrativa, destacó con cuentos y novelas como Huellas en la tierra (1940) y con la obra póstuma Llampo de sangre (1950).

Su estilo se caracterizó por la combinación de lirismo y realismo. Cuando escribía poesía su lenguaje era melancólico, claro y evocador. En cambio, en el estilo narrativo, adoptó una mirada más cruda y cercana al criollismo, retratando las desigualdades y la vida en el campo chileno con un enfoque social y humano.

Además de su labor como escritor, Óscar Castro fue un activo promotor de la cultura y la educación. En 1941 fue nombrado bibliotecario del Liceo de Hombres de Rancagua, donde también ejerció como profesor de Lengua Castellana. Y su compromiso con la enseñanza lo llevó a fundar el Liceo Nocturno de la ciudad, brindando oportunidades a quienes no podían acceder a educación formal.

A pesar de sus logros a nivel literario y educativo, su vida estuvo marcada por la enfermedad y las pérdidas personales, incluyendo la muerte de su hija y el diagnóstico de tuberculosis en 1945. Sin embargo, resistiendo su delicado estado de salud, continuó escribiendo hasta sus últimos días. Falleció en Santiago en 1947, dejando un legado literario que influenció a diversas generaciones de escritores chilenos y de otros artistas.

Día Mundial de la Poesía: Una oportunidad para homenajear a grandes voces de nuestra literatura

Con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro, la UNESCO adoptó por primera vez el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía durante su 30.ª Conferencia General en París en 1999.

Desde aquella fecha, el mundo reconoce y celebra a la poesía y los millones de versos que abundan en la literatura. En Chile, reconocida tierra de poetas, esta fecha es una oportunidad para rendir homenaje a aquellos escritores que han marcado generaciones con sus versos y su legado literario. Desde la pluma de Gabriela Mistral hasta la irreverencia de Nicanor Parra, recordamos a algunos de los nombres más destacados de nuestra literatura.

Gabriela Mistral (1889-1957): Primera mujer latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura (1945), su poesía refleja una profunda sensibilidad social, amor maternal y espiritualidad. Obras como “Desolación” y “Ternura” han dejado una huella imborrable en la literatura universal.

Pablo Neruda (1904-1973): Poeta y Premio Nobel de Literatura en 1971, es reconocido por su lirismo apasionado. “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, “Canto general” y “Los versos del Capitán” son solo algunas de sus obras icónicas.

Vicente Huidobro (1893-1948): Creador del movimiento creacionista, revolucionó la poesía con una propuesta innovadora. “Altazor” es su obra cumbre y un referente del vanguardismo literario.

Nicanor Parra (1914-2018): Considerado el “Padre de la antipoesía”. Parra desestructuró el lenguaje poético con un tono irónico y directo. Su obra “Poemas y antipoemas” marcó un hito en la literatura chilena y latinoamericana.

Pablo de Rokha (1894-1968): Con una voz potente y un estilo rupturista, Pablo de Rokha fue un poeta de vanguardia y un crítico feroz de la sociedad. Obras como “Los gemidos” y “Epopeya de las comidas y bebidas de Chile” reflejan su fuerza al escribir.

Gonzalo Rojas (1916-2011): Ganador del Premio Cervantes en 2003, es conocido por su erotismo, musicalidad y profundidad metafórica. “La miseria del hombre” y “Materia de testamento” son parte fundamental de su legado.

Jorge Teillier (1935-1996): Principal exponente de la poesía lárica y de la “poesía de los lares”, cultivó una obra que evoca la infancia, los recuerdos y la nostalgia de un mundo perdido. “Para írnos en un barco” y “Muertes y maravillas” son algunas de sus obras más destacadas.

Malú Urriola (1967-2023): Fue una de las poetas contemporáneas más relevantes. Urriola cultivó una poesía urbana, directa y visceral. “Piedras rodantes” e “Hija de perra” muestran su mirada crítica y personal sobre la sociedad y el lenguaje.

Carmen Berenguer (1946-2024): Poeta, artista visual cronista, Berenguer exploró en su obra la marginalidad, la memoria y la voz femenina en la literatura. “Bobby Sands desfallece en el muro” y “Naciste pintada” son textos fundamentales de su trayectoria.

Elicura Chihuailaf (1952-): Poeta mapuche y defensor de la oralidad y la cosmovisión de su pueblo, Chihuailaf ha sabido plasmar en su poesía la riqueza de la lengua mapudungun y la identidad indígena. “De sueños azules y contrasueños” es una de sus obras más reconocidas.

Raúl Zurita (1950-): Poeta de la resistencia y la memoria. Zurita ha abordado en su obra el dolor y las cicatrices de los 70’ y 80’. “Purgatorio” y “Anteparaíso” son algunas de sus grandes obras. Premio Nacional de Literatura en el 2000 y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2016.

Elvira Hernández (1951-): Con una voz crítica y comprometida, Elvira Hernández ha desarrollado una poesía de resistencia, feminismo y exploración del lenguaje. “La bandera de Chile” es una de sus obras más emblemáticas. Ganadora en 2024 del Premio Nacional de Literatura.

Cada uno de estos legendarios poetas han dejado una huella imborrable en nuestra literatura. Y en este Día Mundial de la Poesía, celebramos sus palabras y el poder de la poesía para emocionarnos, imaginar e invitarnos a reflexionar.

La Cámara Chilena del Libro presente en la entrega de los Premios Nacionales 2024

El pasado miércoles 20 de marzo, el Presidente Gabriel Boric encabezó la entrega de los Premios Nacionales 2024 en el Palacio de La Moneda, un reconocimiento a la excelencia, creatividad y aporte trascendental de destacados exponentes del saber y las artes en Chile.

Entre los premiados de este año destacan Elvira Hernández (Premio Nacional de Literatura), Valentín Trujillo (Artes Musicales), César Ross (Historia), Ricardo Baeza (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas) y José Zagal (Ciencias Naturales).

La ceremonia contó con la presencia de autoridades, familiares y amigos de los galardonados, así como de la Cámara Chilena del Libro, que se sumó a la celebración del Premio Nacional de Literatura otorgado a la poeta nacional.

Elvira Hernández, seudónimo de María Teresa Adriasola, nació en Lebu en 1951 y se ha consolidado como una de las voces más relevantes de la poesía chilena. Su trabajo se ha caracterizado por una fuerte carga crítica y política, reflejada en obras como “La bandera de Chile”, “Santiago Waria” y “Pena corporal”. En 2018 recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier.

Durante la ceremonia, la autora expresó su gratitud y recordó las dificultades de su generación para desarrollarse en el contexto dictatorial, destacando el papel de la poesía en la memoria y reconstrucción de los pueblos. «Aprendí que la poesía se sostiene en la memoria de los pueblos y que esta es parte a su vez de su reconstrucción», señaló la poeta en su discurso.

La Cámara Chilena del Libro, institución promotora del fomento lector y la difusión de la literatura nacional, celebra este reconocimiento a Elvira Hernández, cuya obra ha trascendido fronteras y generaciones.

En este Día Mundial de la Poesía, los invitamos a descubrir y releer la obra de Elvira Hernández y de todos los grandes poetas que han marcado la literatura chilena.

Celebramos el arte de contar historias en el Día Mundial de la Narración Oral

Cada 20 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día de la Narración Oral, una fecha que nos recuerda la magia detrás de las historias y la participación activa, lúdica y creativa que contempla esta práctica, combinando tradición y contemporaneidad mediante el uso estético de la palabra contada y el contacto directo con el público.

En Chile, la narración oral se ha consolidado como una disciplina dentro de las artes escénicas, con características propias y múltiples posibilidades de creación. Este arte abarca el desarrollo de habilidades corporales, vocales y la selección del repertorio, permitiendo que cada narrador imprima su sello único en cada relato.

la oralidad ha sido una herramienta clave para la promoción de la lectura y la literatura, con narradores y narradoras que llevan sus relatos a escenarios, bibliotecas y espacios culturales. Estos encuentros fortalecen la conexión entre el público y la palabra hablada, permitiendo que las historias sigan vivas en la memoria colectiva.

Además, durante los últimos años ha existido un auge en cuanto a talleres especializados que ofrecen espacios de formación para quienes desean iniciarse en esta disciplina, explorando su historia y su evolución tanto a nivel local como internacional.

En este Día Mundial de la Narración Oral, invitamos a todos a redescubrir el placer de contar y escuchar historias. Una oportunidad para imaginar, aprender y conectar.

Mujeres que han marcado época en la historia de la literatura chilena

En el marco del Día Internacional de la Mujer, nuestra comunidad lectora destacó a autoras clave en la historia de la literatura nacional, como Teresa Wilms Montt y Elvira Hernández. Hoy queremos compartir parte del legado de dos de nuestras voces más reconocidas, cuyas obras han marcado generaciones y siguen inspirando a lectores y nuevas escritoras.

Nacida en una familia aristocrática de Viña del Mar, Teresa Wilms Montt desafió desde joven las normas sociales de su época. Su inclinación por la literatura la llevó a escribir desde temprana edad, pero su espíritu libre y desafiante fue constantemente socavado a lo largo de su vida.

Se casó a los 17 años y tuvo dos hijas. Sin embargo, su matrimonio fue infeliz, lo que contrastaba con sus ideas progresistas. Incluso su cercanía con intelectuales anarquistas la convirtieron en blanco de represalias. Fue internada en un convento por orden de su esposo, lo que la llevó a escapar con la ayuda de Vicente Huidobro, iniciando así su exilio en Argentina y Europa.

En Buenos Aires publicó sus primeros libros, “Inquietudes sentimentales” (1917) y “Los tres cantos” (1917), los cuales fueron bien recibidos por la crítica. Posteriormente, en España y Francia, se relacionó con importantes círculos intelectuales y artísticos.

Su obra, cargada de sensibilidad, melancolía y una visión feminista adelantada a su tiempo, aborda el amor, el desarraigo y la búsqueda de la libertad. A pesar de su éxito literario, la tristeza la acompañó hasta el final de sus días. En 1921, a los 28 años, se quitó la vida en París.

Sin embargo, su legado ha sido revalorizado con el tiempo, convirtiéndola en un símbolo de la literatura chilena y del espíritu indomable de las escritoras marginadas.

Por su parte, María Teresa Adriasola, conocida por su seudónimo Elvira Hernández, nació en Lebu y estudió literatura en la Universidad de Chile. Su escritura se consolidó en plena dictadura, un contexto en el que su voz poética se convirtió en una de las más relevantes para la resistencia cultural. En 1981 escribió su obra más icónica, “La bandera de Chile”, un poema extenso que, a través del juego con el lenguaje y la ironía, desmonta la carga simbólica del emblema patrio y denuncia la violencia del régimen.

Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2018) y el Premio Nacional de Literatura (2024), consolidando su lugar como una de las voces más importantes de la poesía chilena contemporánea. A día de hoy, su legado sigue vigente, influyendo a nuevas generaciones de escritoras y lectores que encuentran en su obra una forma única para mirar y analizar nuestro entorno.